lunes, 31 de octubre de 2011
"El gen egoista" de Richard Dawkins
El Gen Egoísta
P: Si pudieras ser un animal, ¿qué animal serías?
R: Ya eres un animal.
El Gen Egoísta: Las bases biológicas de nuestra conducta. Richard Dawkins. Salvat Ciencia. 1976, 1989. ISBN: 8434501783. Español. Título Original (inglés): The Selfish Gene. 408 páginas.
Somos máquinas de supervivencia, autómatas programados a ciegas con el fin de perpetuar la existencia de los egoístas genes que albergamos en nuestras células.
Así de rotundo es el comienzo del libro en el que el etólogo Richard Dawkins popularizó la teoría de que los genes son las verdaderas «unidades» centrales de la evolución, en vez de los individuos como los animales o las plantas. De esto hace ya casi treinta años, pues el libro se publicó en 1976. Según Dawkins, los genes primigenios nos crearon a las personas y los animales, quienes somos en realidad meras «máquinas de transmisión». Como máquinas podemos funcionar mejor o peor en nuestro entorno y de este modo continuar la cadena (garantizar la supervivencia y reproducción de los genes) a lo largo del tiempo, o perecer en una selección evolutiva. En su momento fue una forma de ver las cosas al revés sobre muchas ideas tradicionales sobre la evolución centrada en los individuos o las especies (por no hablar respecto a las ideas religiosas al respecto), pero actualmente hay cierto consenso en la comunidad científica sobre que esta idea es la que probablemente más se acerca a la realidad.
Una gallina es, simplemente, el método que usan los huevos para hacer más huevos
El libro comienza con unos cuantos capítulos dedicados a explicar cómo funcionan los distintos tipos de reproducción, los genes como unidad de «replicadores» y la teoría de la evolución de Charles Darwin. También hay muchas explicaciones con ejemplos del mundo animal sobre cómo la selección natural actúa en los seres vivos, y cómo puede reinterpretarse dicha selección desde el punto de vista del gen en vez de hacerlo desde el del individuo. Cuestiones como las batallas entre generaciones, sexos o la cooperación entre animales se explican a fondo y con todo tipo de interesantes situaciones reales que pueden maravillar al lector, provinientes de zoólogos anteriores a Dawkins. Pero, aunque entretenida, esta no es nada más que una mera introducción a lo mejor que ofrece el libro, que mejora a medida que avanza hacia un espectacular final.
Los capítulos más interesantes de El Gen Egoísta son, tal vez, los que se añadieron en la edición revisada de 1989, después de que Dawkins escribiera otros libros como El fenotipo extendido o El Relojero Ciego. En ellos se introducen conceptos de la teoría de juegos, en especial el Dilema del Prisionero, para explicar las estrategias de cooperación entre seres vivos o, en este caso, los replicadores que los «manipulan» para su interés.
A ese genial capítulo (con muchas referencias informáticas, por cierto) le sigue el dedicado a los memes, los «nuevos replicadores», donde Dawkins inventa e introduce el concepto de meme: un replicador que no es un ser vivo, sino una información cultural que se replica y transmite: una canción, una frase, un chiste, una moda, la fe o la idea de Dios serían algunos ejemplos. Dawkins propone que su comportamiento es similar, por no decir igual, al de los genes en un entorno evolutivo darwinista. El propio concepto de meme ha sido un meme poderoso que se ha difundido hasta la saciedad durante las últimas décadas en los más diversos terrenos como la sociología y el márketing - tanto que casi se ha vulgarizado, pese a su intrínseca belleza.
Finalmente, los últimos capítulos introducen algunos conceptos más también muy interesantes, en especial sobre los seres humanos y su entorno cultural. La Cultura es sin duda lo más asombroso de los seres humanos respecto al resto de los animales. Algunos ejemplos de Dawkins sobre comportamientos en situaciones límite, como las guerras y sus demostraciones de fuerza son impactantes. Igualmente, se desarrolla al final del libro la idea del fenotipo extendido: el aspecto y constitución de un ser vivo, pero también el entorno al que dicho ser vivo afecta. Los castores crean presas que se extienden cientos de metros en los lagos, que en realidad habrían sido creadas no por el castor (la máquina), sino por los genes del castor (que aprendieron a construir presas para reproducirse mejor, de forma evolutiva). A los humanos nos asombraría sobremanera que los delfines construyeran redes de pesca cuidadosamente tejidas de cientos de metros para capturar a otros peces - pero eso es exactamente lo que hacen las arañas para alimentarse - aunque, como son insectos, no valoramos del mismo modo su hazaña. Pero son también los genes de la «máquina araña» los que crean esas proezas de ingeniería. Los seres humanos no somos muy distintos: somos máquinas realmente prodigiosas y tenemos la Cultura, pero no dejamos de ser más que máquinas de reproducción para nuestros genes, quienes nos construyen par replicarse siguiendo las leyes de selección natural.
El resumen final de Dawkins, ocupa un par de páginas y podría abreviarse en algo así:
La unidad fundamental, el primer impulsor de la vida, es el replicador. Un replicador es cualquier cosa del universo que hace copias. Los replicadores se generan, en primer lugar, por casualidad (...) Si embargo, ningún proceso de copia es perfecto y la población acabará conteniendo algunas variedades que difieren entre sí (...) se encontrarán en posesión de nuevos trucos: se han vuelto mejores autorreplicadores que sus antecesores y contemporáneos. Son sus descendientes quienes dominarán la población (...) Los replicadores no sólo sobreviven en virtud de sus propiedades intrínsecas sino también por sus consecuencias en el mundo. Estas pueden ser bastante directas (...) En cierto punto de la evolución de la vida en nuestro planeta, esta conspiración de replicadores mutuamente compatibles comenzó a formalizarse en la creación de vehículos discretos: células y más tarde, cuerpos pluricelulares. Este empaquetamiento de materia viva en vehículos discretos se convirtió en una característica tan destaca y dominante que, cuando los biólogos aparecieron en escena y comenzaron a plantear cuestiones acerca de la vida, sus preguntas se centraron en la mayoría de los casos en los vehículos, en los organismos individuales (...) Requiere un deliberado esfuerzo mental volver a poner las cosas en orden en biología y recordar que los replicadores fueron los primeros, en importancia y en la historia.
En su día el libro de Dawkins resultó muy polémico tanto fuera de la comunidad científica como dentro de ella, pero hoy es ampliamente aceptado. Fuera de ella fue y es tremendamente criticada, pues incluso en los albores del siglo XXI hay quien todavía discute la evolución frente al Diseño Inteligente. Naturalmente, mucha gente no entendió las teorías de Dawkins y dieron lugar a muchas interpretaciones, del mismo modo que existen muchas interpretaciones de la teoría de la evolución de Darwin.
El Gen Egoísta ha sido desde siempre uno de mis libros favoritos. Tuve la suerte de que la primera versión que leí hace ya muchos años fuera la segunda edición en inglés (de 1989) donde ya aparecían los conceptos de meme y las impecables explicaciones sobre teoría de juegos y cooperación (que ya había leído en el excelente Prisoner's Dilemma de William Poundstone) y que por ahí consiguió cautivarme. La vehemencia en la exposición de algo radicalmente distinto a lo establecido («no le des más vueltas: las personas somos máquinas, los que mandan son esos pequeños genes») me impactó profundamente y dio lugar a largas charlas y meditaciones al respecto. También los otros libros de Richard Dawkins son excepcionales, incluso más divulgativos si cabe. Con el tiempo, al releer este libro, los primeros capítulos me han parecido, si bien necesarios, algo decorativos y demasiado académicos. Pero me siguen pareciendo igual de impresionantes y poderosas los capítulos e ideas finales, aunque por alguna razón suenan menos «revolucionarias», tal vez porque ya han sido perfectamente asimiladas por (casi) todo el mundo en las últimas décadas.
"Rockin' Chair Album" Howlin' Wolf, 1962
"Sus ojos se iluminaban y podías ver las venas de su cuello y, amigo, no
había nada en su cabeza mas que la canción" "Cantaba con su maldita alma".
(Sam Phillips)
Howlin' Wolf apodo por el que era conocido Chester Arthur Burnett, músico afroamericano de blues, guitarrista y armonicista, granjero en la década de los 30, sirvió durante la Segunda Guerra Mundial en el ejército norteamericano y en 1948 formó una banda que incluía guitarristas como Willie Johnson y M. T. Murphy, el tocador de armónica Junior Parker, un pianista llamado Destruction y el tambor Willie Steele.
Su álbum de 1962 Howlin' Wolf es uno de los más famosos discos de blues, conocido por la ilustración de su cubierta con una silla oscilante. Este albúm contenía "Wang Dang Doodle," "Goin' Down Slow," "Spoonful" y "The Red Rooster", canciones que sirvieron de base a los repertorios de las bandas inglesas y americanas enamoradas de los blues de Chicago. En 1965 apareció en el show televisivo televisivo Shindig junto con los Rolling Stones.
Efecto Napalkov
En 1953 Solomon, Kamin y Wynne hicieron una investigación sobre la evitación discriminativa.
En su trabajo, varios perros estaban situados a un lado de un habitáculo dividido en dos mediante una pequeña valla. Estos investigadores entrenaron a los perros para que al apagarse una bombilla, saltaran de un lado a otro de la valla, evitando así la descarga eléctrica que recibían si tardaban más de 10 segundos en saltar al otro lado. Es decir, la ausencia de luz era quien informaba de una inminente descarga de corriente eléctrica. Como cualquiera que no sabe en qué consiste el experimento, al principio, los perros tardaron más de diez segundos en saltar, recibiendo así descargas eléctricas que podrían haber evitado saltando al otro lado de la valla. Después, tras realizar más ensayos, y una vez aprendido en qué consistía la prueba, los autores observaron que los perros saltaban de una zona a otra tan pronto como se apagaba la luz, evitando así la descarga eléctrica.
Por otra parte, Solomon, Kamin y Wynne observaron que las respuestas de evitación aprendidas resultaban altamente resistentes a la extinción simple (esto quiere decir, que pese a dejar de presentar descargas eléctricas tras el apagón de la luz, los perros siguieron saltando al otro lado de la valla para evitar recibir el choque eléctrico, pues es lo que habían aprendido: evitar las descargas saltando al otro lado). Y más aún, paradójicamente, a veces durante los ensayos de extinción se incrementaba la respuesta condicionada (el salto), produciendo el efecto conocido como fenómeno Napalkov. Esto se debe a que, si bien se omitía la descarga eléctrica (estímulo incondicionado), los animales no esperaban el tiempo suficiente que le permitieran comprobar este hecho, ya que tan pronto como se apagaba la luz (estímulo condicionado), los animales llevaban a cabo la respuesta condicionada, esto es, saltar la valla.
De este modo, la hipótesis de la extinción normal, que decía que la retirada sin más de las descargas conllevaría la eliminación de la respuesta de escape, no encontró evidencia consistente. De hecho, fueron necesario otros métodos para conseguir la eliminación de la conducta aprendida. Una de ellas consistió en apagar la señal luminosa impidiendo además las respuesta de evitación ¿Cómo? levantando la valla de separación de forma que no pudieran saltar de un lado a otro, consiguiendo mostrar a los perros la inexistencia de la descarga eléctrica si permanecían en el mismo lugar.
Esta alternativa, en la que se exponía a los perros de forma masiva a estímulos que producían ansiedad junto con la prevención de cualquier tipo de respuesta de escape, se presentó como la responsable de uno de los sistemas más eficaces de extinción y el fundamento de las técnicas de inundación.
En su trabajo, varios perros estaban situados a un lado de un habitáculo dividido en dos mediante una pequeña valla. Estos investigadores entrenaron a los perros para que al apagarse una bombilla, saltaran de un lado a otro de la valla, evitando así la descarga eléctrica que recibían si tardaban más de 10 segundos en saltar al otro lado. Es decir, la ausencia de luz era quien informaba de una inminente descarga de corriente eléctrica. Como cualquiera que no sabe en qué consiste el experimento, al principio, los perros tardaron más de diez segundos en saltar, recibiendo así descargas eléctricas que podrían haber evitado saltando al otro lado de la valla. Después, tras realizar más ensayos, y una vez aprendido en qué consistía la prueba, los autores observaron que los perros saltaban de una zona a otra tan pronto como se apagaba la luz, evitando así la descarga eléctrica.
Por otra parte, Solomon, Kamin y Wynne observaron que las respuestas de evitación aprendidas resultaban altamente resistentes a la extinción simple (esto quiere decir, que pese a dejar de presentar descargas eléctricas tras el apagón de la luz, los perros siguieron saltando al otro lado de la valla para evitar recibir el choque eléctrico, pues es lo que habían aprendido: evitar las descargas saltando al otro lado). Y más aún, paradójicamente, a veces durante los ensayos de extinción se incrementaba la respuesta condicionada (el salto), produciendo el efecto conocido como fenómeno Napalkov. Esto se debe a que, si bien se omitía la descarga eléctrica (estímulo incondicionado), los animales no esperaban el tiempo suficiente que le permitieran comprobar este hecho, ya que tan pronto como se apagaba la luz (estímulo condicionado), los animales llevaban a cabo la respuesta condicionada, esto es, saltar la valla.
De este modo, la hipótesis de la extinción normal, que decía que la retirada sin más de las descargas conllevaría la eliminación de la respuesta de escape, no encontró evidencia consistente. De hecho, fueron necesario otros métodos para conseguir la eliminación de la conducta aprendida. Una de ellas consistió en apagar la señal luminosa impidiendo además las respuesta de evitación ¿Cómo? levantando la valla de separación de forma que no pudieran saltar de un lado a otro, consiguiendo mostrar a los perros la inexistencia de la descarga eléctrica si permanecían en el mismo lugar.
Esta alternativa, en la que se exponía a los perros de forma masiva a estímulos que producían ansiedad junto con la prevención de cualquier tipo de respuesta de escape, se presentó como la responsable de uno de los sistemas más eficaces de extinción y el fundamento de las técnicas de inundación.
"Baudolino" de Umberto Eco
Reseña de la novela "Baudolino" por María Castro
CORRE EL AÑO 1204 y Constantinopla, cuyas maravillas han asombrado al mundo durante siglos, está siendo arrasada, no por los turcos, como podría pensarse, sino por los cruzados: bárbaros del Norte, trapaceros y cismáticos, impulsivos y volubles como sus fronteras, sus alianzas y sus lenguas.
Nicetas Coniates, historiador y canciller del basileo de Bizancio, contempla con asombro, refugiado en Santa Sofía, como se profanan incluso los símbolos más sagrados del cristianismo por aquellos que dicen haber venido a defenderlo contra el infiel. A punto de ser asesinado es salvado, in extremis, por un caballero cuyo hábito de cruzado enseguida se revelará como engañoso, como todo en él, por otra parte.
Baudolino, que así dice llamarse, consigue para Nicetas y su familia un lugar en el que esperar el final del saqueo y preparar la huída. Mientras tanto y para entretener la espera decide relatar su vida al bizantino. De esta forma Nicetas se transformará de salvado en salvador, ya que toda vida necesita un testigo para no perderse en el olvido, pues ¿puede decirse que existió una vida que nadie conoce?
Dos dones le han sido otorgados a Baudolino para enfrentarse a su destino que son como dos caras de la misma moneda: el don de lenguas y el don de la mentira. Siendo apenas un niño y mientras vagabundea por los campos del Piamonte tropieza, por casualidad, con Federico I "Barbarroja", cabeza del sacro imperio romano, quien encandilado tanto por su viveza, como por sus historias, decide llevarlo con él, convirtiéndolo prácticamente en su hijo adoptivo. A partir de ese momento Baudolino será testigo privilegiado de las tribulaciones de un emperador abrumado por las disputas con el papado, con sus primos germánicos, con las engañosas alianzas entre las ciudades italianas... El chico pronto aprende que las mentiras que cuenta, las fábulas que inventa, tienen una extraña manera de hacerse realidad.
Así sucederá con la carta del Preste Juan que Baudolino escribe fascinado por la aureola mítica de un rey cristiano (aunque nestoriano) que gobierna en las lejanas tierras de Oriente, cerca ya del Paraíso Terrenal, de donde proceden los Magos de los que desciende el propio Preste, donde es posible que se encuentren las diez tribus perdidas de Israel y donde incluso es probable que se guarde el Santo Grial, la reliquia más preciosa de toda la cristiandad.
¿Qué ocurriría, se pregunta Baudolino, si el Preste Juan escribiese al emperador, ofreciéndole como prenda de amistad el Santo Grial? Pues que Federico quedaría definitivamente legitimado frente a las intrigas e intentos de imposición del poderoso papado. Y la carta misteriosamente comienza a generar Historia, antes incluso de que Baudolino la ponga en circulación.
Como Historia generan otras intrigas de Baudolino: la fundación de la ciudad de Alessandría; la aparición de la sábana santa...
Pero Baudolino caerá, como otros grandes mentirosos, víctima de su propia trampa y en la segunda parte del libro, cuando tras la muerte de Federico emprenda por su cuenta la búsqueda del reino que le obsesiona, se verá metido de lleno en el mundo que él mismo ha contribuido a crear. Aquí la novela entra directamente en el relato fantástico y ante Baudolino que vive la historia, Nicetas que la escucha y el lector que la lee empiezan a desfilar todas las criaturas que inflaman la imaginación del hombre medieval : los esciápodos , que se protegen del sol utilizando como sombrilla su único pie ; los blemias, sin cabeza y por tanto con los ojos y la boca en el torso; los panacios, cuyas orejas son tan enormes que les sirven como abrigo en época de frío, los unicornios que sólo acuden al regazo de una virgen, los sátiros con patas de cabra, las hipatias...
Nicetas escucha fascinado mientras no puede dejar de preguntarse cuanto hay de verdad en todo lo que cuenta el piamontés, que afirma haber hecho de la mentira el Norte de su vida y no niega, sino todo lo contrario, los numerosos engaños de los que ha formado parte, Pues ¿es verdad lo que niega un mentiroso? y lo que afirma, ¿es mentira?... ¿Qué necesita un relato, sea cierto o no, para transformarse en Historia? Un cronista que la ponga por escrito. Nicetas, por escrúpulo de su conciencia no lo hará, pero uno siempre puede confiar en que el futuro parirá a un narrador con menos escrúpulos y más inclinado a la mentira... Y como ya había advertido Otón a Baudolino " El mundo condena a los mentirosos que no hacen más que mentir, también sobre lo ínfimo, y premia a los Poetas, que mienten sólo sobre lo excelso".
Esta novela es sin duda puro Eco: abrumadora cultura, erudición, juegos verbales y lingüísticos, con invención de idiomas incluidos (ardua tarea la de la traductora), vocabulario amplísimo ,disputas teológicas y científicas, intrigas y misterios sin resolver, gnosticismo, estilo cuidado y frío, muy frío... Un divertimento, en fin, para su autor, que consigue seducir a un lector en general ya entregado de antemano y que por tanto perdona al escritor el hecho de que los personajes sean absolutamente planos en su nula evolución; uno casi no advierte diferencia entre el Baudolino que comienza el relato (casi un niño) y el que lo termina tras haber pasado un sinfín de experiencias, convertido en un anciano; mientras que el resto de los personajes que acompañan al protagonista, incluso aquellos más importantes en su vida, no suscitan ningún tipo de emoción en sus avatares, salvo quizás y desde mi punto de vista el diácono quien a pesar de su insignificancia consigue transmitir cierta calidez.
En definitiva, si te gusta Umberto, te gustará Baudolino.
CORRE EL AÑO 1204 y Constantinopla, cuyas maravillas han asombrado al mundo durante siglos, está siendo arrasada, no por los turcos, como podría pensarse, sino por los cruzados: bárbaros del Norte, trapaceros y cismáticos, impulsivos y volubles como sus fronteras, sus alianzas y sus lenguas.
Nicetas Coniates, historiador y canciller del basileo de Bizancio, contempla con asombro, refugiado en Santa Sofía, como se profanan incluso los símbolos más sagrados del cristianismo por aquellos que dicen haber venido a defenderlo contra el infiel. A punto de ser asesinado es salvado, in extremis, por un caballero cuyo hábito de cruzado enseguida se revelará como engañoso, como todo en él, por otra parte.
Baudolino, que así dice llamarse, consigue para Nicetas y su familia un lugar en el que esperar el final del saqueo y preparar la huída. Mientras tanto y para entretener la espera decide relatar su vida al bizantino. De esta forma Nicetas se transformará de salvado en salvador, ya que toda vida necesita un testigo para no perderse en el olvido, pues ¿puede decirse que existió una vida que nadie conoce?
Dos dones le han sido otorgados a Baudolino para enfrentarse a su destino que son como dos caras de la misma moneda: el don de lenguas y el don de la mentira. Siendo apenas un niño y mientras vagabundea por los campos del Piamonte tropieza, por casualidad, con Federico I "Barbarroja", cabeza del sacro imperio romano, quien encandilado tanto por su viveza, como por sus historias, decide llevarlo con él, convirtiéndolo prácticamente en su hijo adoptivo. A partir de ese momento Baudolino será testigo privilegiado de las tribulaciones de un emperador abrumado por las disputas con el papado, con sus primos germánicos, con las engañosas alianzas entre las ciudades italianas... El chico pronto aprende que las mentiras que cuenta, las fábulas que inventa, tienen una extraña manera de hacerse realidad.
Así sucederá con la carta del Preste Juan que Baudolino escribe fascinado por la aureola mítica de un rey cristiano (aunque nestoriano) que gobierna en las lejanas tierras de Oriente, cerca ya del Paraíso Terrenal, de donde proceden los Magos de los que desciende el propio Preste, donde es posible que se encuentren las diez tribus perdidas de Israel y donde incluso es probable que se guarde el Santo Grial, la reliquia más preciosa de toda la cristiandad.
¿Qué ocurriría, se pregunta Baudolino, si el Preste Juan escribiese al emperador, ofreciéndole como prenda de amistad el Santo Grial? Pues que Federico quedaría definitivamente legitimado frente a las intrigas e intentos de imposición del poderoso papado. Y la carta misteriosamente comienza a generar Historia, antes incluso de que Baudolino la ponga en circulación.
Como Historia generan otras intrigas de Baudolino: la fundación de la ciudad de Alessandría; la aparición de la sábana santa...
Pero Baudolino caerá, como otros grandes mentirosos, víctima de su propia trampa y en la segunda parte del libro, cuando tras la muerte de Federico emprenda por su cuenta la búsqueda del reino que le obsesiona, se verá metido de lleno en el mundo que él mismo ha contribuido a crear. Aquí la novela entra directamente en el relato fantástico y ante Baudolino que vive la historia, Nicetas que la escucha y el lector que la lee empiezan a desfilar todas las criaturas que inflaman la imaginación del hombre medieval : los esciápodos , que se protegen del sol utilizando como sombrilla su único pie ; los blemias, sin cabeza y por tanto con los ojos y la boca en el torso; los panacios, cuyas orejas son tan enormes que les sirven como abrigo en época de frío, los unicornios que sólo acuden al regazo de una virgen, los sátiros con patas de cabra, las hipatias...
Nicetas escucha fascinado mientras no puede dejar de preguntarse cuanto hay de verdad en todo lo que cuenta el piamontés, que afirma haber hecho de la mentira el Norte de su vida y no niega, sino todo lo contrario, los numerosos engaños de los que ha formado parte, Pues ¿es verdad lo que niega un mentiroso? y lo que afirma, ¿es mentira?... ¿Qué necesita un relato, sea cierto o no, para transformarse en Historia? Un cronista que la ponga por escrito. Nicetas, por escrúpulo de su conciencia no lo hará, pero uno siempre puede confiar en que el futuro parirá a un narrador con menos escrúpulos y más inclinado a la mentira... Y como ya había advertido Otón a Baudolino " El mundo condena a los mentirosos que no hacen más que mentir, también sobre lo ínfimo, y premia a los Poetas, que mienten sólo sobre lo excelso".
Esta novela es sin duda puro Eco: abrumadora cultura, erudición, juegos verbales y lingüísticos, con invención de idiomas incluidos (ardua tarea la de la traductora), vocabulario amplísimo ,disputas teológicas y científicas, intrigas y misterios sin resolver, gnosticismo, estilo cuidado y frío, muy frío... Un divertimento, en fin, para su autor, que consigue seducir a un lector en general ya entregado de antemano y que por tanto perdona al escritor el hecho de que los personajes sean absolutamente planos en su nula evolución; uno casi no advierte diferencia entre el Baudolino que comienza el relato (casi un niño) y el que lo termina tras haber pasado un sinfín de experiencias, convertido en un anciano; mientras que el resto de los personajes que acompañan al protagonista, incluso aquellos más importantes en su vida, no suscitan ningún tipo de emoción en sus avatares, salvo quizás y desde mi punto de vista el diácono quien a pesar de su insignificancia consigue transmitir cierta calidez.
En definitiva, si te gusta Umberto, te gustará Baudolino.
lunes, 24 de octubre de 2011
Efecto Barnum
También conocido como Efecto Forer o Falacia de la validación personal. Es la observación de que los individuos darán una aprobación de alta precisión a descripciones de su personalidad que, supuestamente, han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para ser aplicadas a un amplio espectro de gente.
¿Cómo puede ser esto posible? En 1948, el psicólogo Bertram R. Forer pasó entre sus estudiantes un test de personalidad y, posteriormente, los resultados del mismo. Sin embargo, repartió entre todos ellos la misma descripción de personalidad, un texto que construyó sobre la base de fragmentos de distintos horóscopos. Luego les pidió que puntuasen la descripción que habían recibido, “0” si no se ajustaba nada a ellos, “5” si se ajustaba perfectamente. El promedio fue de 4’26; es decir, el texto era una fiel descripción de la personalidad de la mayoría de ellos. No se basaba en el test, no era un sólo horóscopo y, por supuesto, no todos sus estudiantes eran iguales, sin embargo para la mayoría la descripción era válida, creían que se ajustaba a ellos. De esta manera concluyó que la gente tiende a aceptar descripciones de ellos mismos en proporción al deseo de que dichas descripciones sean verdad.
Años más tarde, en 1985, Dickson y Kelly encontraron algunas variables que afectan a la puntuación que los sujetos dan a este tipo de descripciones de la personalidad:
El sujeto puntúa más alto si cree que el análisis se aplica sólo a él.
El sujeto puntúa más alto si cree en la autoridad del evaluador.
El sujeto puntúa más alto si el análisis enumera mayormente atributos positivos.
De esta manera se explican sucesos tales como el horóscopo, las profecías, el tarot, y un largo etcétera.
El texto que Forer pasó a sus estudiantes:
“Tienes la necesidad de que otras personas te quieran y te admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que nos has aprovechado. Disciplinado y controlado hacia fuera, tiendes a ser preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente y no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Encuentras poco sabio ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser bastante irreales“.
¿Cómo puede ser esto posible? En 1948, el psicólogo Bertram R. Forer pasó entre sus estudiantes un test de personalidad y, posteriormente, los resultados del mismo. Sin embargo, repartió entre todos ellos la misma descripción de personalidad, un texto que construyó sobre la base de fragmentos de distintos horóscopos. Luego les pidió que puntuasen la descripción que habían recibido, “0” si no se ajustaba nada a ellos, “5” si se ajustaba perfectamente. El promedio fue de 4’26; es decir, el texto era una fiel descripción de la personalidad de la mayoría de ellos. No se basaba en el test, no era un sólo horóscopo y, por supuesto, no todos sus estudiantes eran iguales, sin embargo para la mayoría la descripción era válida, creían que se ajustaba a ellos. De esta manera concluyó que la gente tiende a aceptar descripciones de ellos mismos en proporción al deseo de que dichas descripciones sean verdad.
Años más tarde, en 1985, Dickson y Kelly encontraron algunas variables que afectan a la puntuación que los sujetos dan a este tipo de descripciones de la personalidad:
El sujeto puntúa más alto si cree que el análisis se aplica sólo a él.
El sujeto puntúa más alto si cree en la autoridad del evaluador.
El sujeto puntúa más alto si el análisis enumera mayormente atributos positivos.
De esta manera se explican sucesos tales como el horóscopo, las profecías, el tarot, y un largo etcétera.
El texto que Forer pasó a sus estudiantes:
“Tienes la necesidad de que otras personas te quieran y te admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que nos has aprovechado. Disciplinado y controlado hacia fuera, tiendes a ser preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente y no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Encuentras poco sabio ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser bastante irreales“.
Efecto Zeigarnik
Bluma Wulfovna Zeigarnik (9 de noviembre de 1900 − 24 de febrero de 1988) fue una psicóloga y psiquiatra soviética que descubrió el efecto Zeigarnik y estableció la psicopatología experimental como una disciplina separada.
Nacida en una familia judía en Prienai, Zeigarnik se matriculó en la Universidad de Berlín en 1927. Describió el efecto Zeigarnik en un diploma preparado bajo la supervisión de Kurt Lewin. En 1930, trabajó con Levi Vygotsky en el Instituto soviético de medicina experimental. Durante la Segunda Guerra Mundial, ayudó a Alexander Luria a reparar lesiones de cabeza. Fue co-fundadora del departamento de psicología de la Universidad Estatal de Moscú y de todos los seminarios rusos de psicopatología. Falleció en Moscú a la edad de 87 años.
Se llama efecto Zeigarnik al fenómeno de evocación que ocasiona una tarea que se deja sin terminar. Según observó la investigadora rusa Bluma Zeigarnik, las personas tendemos a mantener más vivo el recuerdo de las experiencias incompletas que el de aquéllas que hemos logrado concluir. Cuando un objetivo es culminado, nuestra mente se desprende con facilidad de él y vuelca sus energías en otro objetivo nuevo. Zeigarnik ponía el ejemplo de unos camareros que recordaban con todo detalle las peticiones de los clientes hasta el momento en que les atendían; una vez servido el plato, sin embargo, muchos de ellos eran incapaces de acordarse de qué había comido cada persona.
Según sus ideas, para superar los traumas necesitamos tener conciencia de haber alcanzado una meta, concluido una etapa, superado una fase. Muchas veces esa necesidad se concreta en la búsqueda de un por qué, de una razón que explique los acontecimientos del pasado. Cuando no logramos dar con esa razón, el efecto Zeigarnik hace que los recuerdos sigan atormentándonos hurgando en la herida no cicatrizada. Al mismo tiempo que olvidamos cosas que desearíamos mantener vivas en la memoria, hay otras que no conseguimos olvidar debido a que no les encontramos la explicación necesaria para darlas por sepultadas. La falta de un por qué de nuestras penas remotas y de nuestras desgracias azarosas sigue dando trabajo al pensamiento.
Nacida en una familia judía en Prienai, Zeigarnik se matriculó en la Universidad de Berlín en 1927. Describió el efecto Zeigarnik en un diploma preparado bajo la supervisión de Kurt Lewin. En 1930, trabajó con Levi Vygotsky en el Instituto soviético de medicina experimental. Durante la Segunda Guerra Mundial, ayudó a Alexander Luria a reparar lesiones de cabeza. Fue co-fundadora del departamento de psicología de la Universidad Estatal de Moscú y de todos los seminarios rusos de psicopatología. Falleció en Moscú a la edad de 87 años.
Se llama efecto Zeigarnik al fenómeno de evocación que ocasiona una tarea que se deja sin terminar. Según observó la investigadora rusa Bluma Zeigarnik, las personas tendemos a mantener más vivo el recuerdo de las experiencias incompletas que el de aquéllas que hemos logrado concluir. Cuando un objetivo es culminado, nuestra mente se desprende con facilidad de él y vuelca sus energías en otro objetivo nuevo. Zeigarnik ponía el ejemplo de unos camareros que recordaban con todo detalle las peticiones de los clientes hasta el momento en que les atendían; una vez servido el plato, sin embargo, muchos de ellos eran incapaces de acordarse de qué había comido cada persona.
Según sus ideas, para superar los traumas necesitamos tener conciencia de haber alcanzado una meta, concluido una etapa, superado una fase. Muchas veces esa necesidad se concreta en la búsqueda de un por qué, de una razón que explique los acontecimientos del pasado. Cuando no logramos dar con esa razón, el efecto Zeigarnik hace que los recuerdos sigan atormentándonos hurgando en la herida no cicatrizada. Al mismo tiempo que olvidamos cosas que desearíamos mantener vivas en la memoria, hay otras que no conseguimos olvidar debido a que no les encontramos la explicación necesaria para darlas por sepultadas. La falta de un por qué de nuestras penas remotas y de nuestras desgracias azarosas sigue dando trabajo al pensamiento.
Efecto Hawthorne
Los experimentos de Hawthorne eran una serie de estudios sobre la productividad de los trabajadores, en donde varias condiciones fueron manipuladas (niveles de luz, humedad, descanso, etc.) Asombrosamente, cada cambio dio lugar a una elevación de la productividad, incluyendo eventualmente un regreso a las condiciones originales.
Un grupo de trabajadores fue dividido en dos, un grupo trabajo con un nivel de luz normal, y otro grupo trabajo con un nivel de luz que bajaba y subía. ¿Cual fue el resultado de la productividad? Todos contestaron que el grupo que tenía un nivel normal de luz fue más productivo, algunos contestaron que el grupo más productivo fue el que tenía una alteración de luz. La respuesta fue que ambos grupos tenia el mismo nivel de productividad, porque se sintieron importantes para este experimento, se sintieron elegidos, y se auto motivaron.
"Claramente las variables que los analistas manipularon no eran las únicas ni las dominantes en los cambios de la productividad. Una interpretación, mayoritariamente desarrollada por el profesor Elton Mayo y sus asociados F.J. Roethlisberger y William J. Dickson, es que esencialmente, la sensación de los trabajadores de estar siendo atendidos en aquello que es la causa de las mejorías en su desempeño. Esto es ahora conocido como “el efecto Hawthorne”.
Así estos experimentos estuvieron entre las primeras indicaciones que cualquier modelo de la productividad debe considerar como un factor en las cualidades intangibles tales como el comportamiento humano.
Es importante explicar otros dos conceptos para entender el efecto Hawthorne correcta y exactamente. La ley de Yerkes-Dockson y la ley de disminución de la utilidad marginal. Mientras que la motivación aumenta la productividad hasta cierto punto, más motivación (sueldo por ejemplo) no sería eficaz en seguirla aumentando debido a la saturación de la utilidad. Así, uno no debe confiar solamente en el modelo Hawthorne para aumentar la productividad sino que en lugar de ello, debe buscar complementarlo hábilmente con otras cualidades de la motivación, como por ejemplo, el rediseño del trabajo, la ampliación de las tareas, y elevando la capacidad de producción vía alternativas tales como el aprendizaje de la cultura organizaciona".
Un grupo de trabajadores fue dividido en dos, un grupo trabajo con un nivel de luz normal, y otro grupo trabajo con un nivel de luz que bajaba y subía. ¿Cual fue el resultado de la productividad? Todos contestaron que el grupo que tenía un nivel normal de luz fue más productivo, algunos contestaron que el grupo más productivo fue el que tenía una alteración de luz. La respuesta fue que ambos grupos tenia el mismo nivel de productividad, porque se sintieron importantes para este experimento, se sintieron elegidos, y se auto motivaron.
"Claramente las variables que los analistas manipularon no eran las únicas ni las dominantes en los cambios de la productividad. Una interpretación, mayoritariamente desarrollada por el profesor Elton Mayo y sus asociados F.J. Roethlisberger y William J. Dickson, es que esencialmente, la sensación de los trabajadores de estar siendo atendidos en aquello que es la causa de las mejorías en su desempeño. Esto es ahora conocido como “el efecto Hawthorne”.
Así estos experimentos estuvieron entre las primeras indicaciones que cualquier modelo de la productividad debe considerar como un factor en las cualidades intangibles tales como el comportamiento humano.
Es importante explicar otros dos conceptos para entender el efecto Hawthorne correcta y exactamente. La ley de Yerkes-Dockson y la ley de disminución de la utilidad marginal. Mientras que la motivación aumenta la productividad hasta cierto punto, más motivación (sueldo por ejemplo) no sería eficaz en seguirla aumentando debido a la saturación de la utilidad. Así, uno no debe confiar solamente en el modelo Hawthorne para aumentar la productividad sino que en lugar de ello, debe buscar complementarlo hábilmente con otras cualidades de la motivación, como por ejemplo, el rediseño del trabajo, la ampliación de las tareas, y elevando la capacidad de producción vía alternativas tales como el aprendizaje de la cultura organizaciona".
Efecto Von Restorff
El efecto Von Restorff, también denominado el efecto de aislamiento, establece que un elemento que "destaca como un pulgar dolorido" (denominado codificación distintiva) tiene más probabilidades de ser recordado que el resto de los elementos. Por ejemplo, si una persona examina una lista de la compra con un artículo subrayado con fluorescente, será más probable que él o ella recuerde el artículo resaltado más que cualquiera de los otros.
La peculiaridad puede también venir en la forma de humor, en cuyo caso ocurre el efecto de humor. De la misma manera, ejemplos específicos incluyen el efecto de extrañeza y el efecto de posición seriada. (Extraído de Wikipedia)
La peculiaridad puede también venir en la forma de humor, en cuyo caso ocurre el efecto de humor. De la misma manera, ejemplos específicos incluyen el efecto de extrañeza y el efecto de posición seriada. (Extraído de Wikipedia)
Efecto Pigmalión
Rosenthal y Jacobson estudian el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la teoría de la profecía autorrealizada. Esta teoría la entendemos como uno de los factores que influyen en la motivación de los alumnos en el aula. Aparentemente parece que es un efecto mágico, pero no lo es, lo que ocurre es que los profesores formulan expectativas acerca del comportamiento en clase de diferentes alumnos y los van a tratar de forma distinta de acuerdo con dichas expectativas. Es posible que a los alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores estímulos, más tiempo para sus respuestas, etc. Estos alumnos, al ser tratados de un modo distinto, responden de manera diferente, confirmando así las expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas acertadas con más frecuencia. Si esto se hace de una forma continuada a lo largo de varios meses, conseguirán mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes.
El efecto pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor llamado Pigmalión se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.
Este suceso fue nombrado como el efecto pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí mismo al crear una escultura tan perfecta que llega a enamorarse de ella.
El efecto pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor llamado Pigmalión se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.
Este suceso fue nombrado como el efecto pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí mismo al crear una escultura tan perfecta que llega a enamorarse de ella.
Efecto Rosenthal
En 1964, inspirado en el efecto Clever Hans y en el mito de Pigmalión, Robert Rosenthal (un profesor de psicología social de la Universidad de Harvard) inició un famoso experimento educativo.
Primero, aplicó una prueba de inteligencia a un grupo de escolares. Acto seguido, dividió al grupo en dos clases, al azar. A la profesora del primer grupo le dijo que tenía a cargo a estudiantes normales; a la del segundo grupo le señaló que sus estudiantes eran chicos “situados por encima del promedio, de los que se podía esperar progresos notables”. Claro está, la diferencia entre los dos grupos era pura ficción.
Al final del año, Rosenthal volvió a aplicar la prueba a todos los estudiantes. El resultado fue que los chicos del grupo experimental (los falsamente descritos como superdotados ante sus profesores) habían mejorado mucho más que el grupo de comparación.
Así las cosas, aunque los dos grupos eran igualmente competentes, las expectativas de sus profesores eran muy distintas. En colaboración con Lenore Jacobson, directora de la escuela, Rosenthal descubrió lo siguiente: los profesores que creían que un alumno era bueno, le sonreían con más frecuencia, lo miraban más tiempo a los ojos, le daban más retroalimentación (sin importar si sus respuestas eran correctas o incorrectas) y sus reacciones de elogio eran más claras.
La predicción de Rosenthal probó ser correcta: al darles información de que ciertos estudiantes eran más inteligentes que otros, sus profesores se comportaban inconscientemente de manera que el éxito de estos estudiantes se viera facilitado.
El estudio se titula “Pigmalión en el aula”; fue publicado en 1968 y dio lugar al efecto Rosenthal. Según éste, las personas que tienen expectativas positivas de sus hijos, alumnos o colaboradores (otras personas, en general), generan un clima socioemocional más cálido en ese grupo. Además, entregan más información, dan mejor retroalimentación sobre los resultados alcanzados y ofrecen las mejores oportunidades a este grupo.
De tal modo, los profesores dan más enseñanza a los alumnos de los que esperan más (los incitan a responder frecuentemente, les presentan problemas retadores y los ayudan a encontrar la respuesta correcta).
Empero, el fenómeno funciona en las dos direcciones pues, en posteriores experimentos, Rosenthal encontró que los profesores no respondían bien a los buenos resultados de los estudiantes que consideraban menos inteligentes. En sus propias palabras: “Un buen resultado inesperado tiene riesgos para el que lo alcanza”.
Por otra parte, el efecto Rosenthal subraya la importancia de manejar expectativas positivas hacia aquellos a quienes dirigimos, orientamos o enseñamos. Johann Wolfgang Goethe, poeta y dramaturgo alemán, decía que, si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es; pero, si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser.
Primero, aplicó una prueba de inteligencia a un grupo de escolares. Acto seguido, dividió al grupo en dos clases, al azar. A la profesora del primer grupo le dijo que tenía a cargo a estudiantes normales; a la del segundo grupo le señaló que sus estudiantes eran chicos “situados por encima del promedio, de los que se podía esperar progresos notables”. Claro está, la diferencia entre los dos grupos era pura ficción.
Al final del año, Rosenthal volvió a aplicar la prueba a todos los estudiantes. El resultado fue que los chicos del grupo experimental (los falsamente descritos como superdotados ante sus profesores) habían mejorado mucho más que el grupo de comparación.
Así las cosas, aunque los dos grupos eran igualmente competentes, las expectativas de sus profesores eran muy distintas. En colaboración con Lenore Jacobson, directora de la escuela, Rosenthal descubrió lo siguiente: los profesores que creían que un alumno era bueno, le sonreían con más frecuencia, lo miraban más tiempo a los ojos, le daban más retroalimentación (sin importar si sus respuestas eran correctas o incorrectas) y sus reacciones de elogio eran más claras.
La predicción de Rosenthal probó ser correcta: al darles información de que ciertos estudiantes eran más inteligentes que otros, sus profesores se comportaban inconscientemente de manera que el éxito de estos estudiantes se viera facilitado.
El estudio se titula “Pigmalión en el aula”; fue publicado en 1968 y dio lugar al efecto Rosenthal. Según éste, las personas que tienen expectativas positivas de sus hijos, alumnos o colaboradores (otras personas, en general), generan un clima socioemocional más cálido en ese grupo. Además, entregan más información, dan mejor retroalimentación sobre los resultados alcanzados y ofrecen las mejores oportunidades a este grupo.
De tal modo, los profesores dan más enseñanza a los alumnos de los que esperan más (los incitan a responder frecuentemente, les presentan problemas retadores y los ayudan a encontrar la respuesta correcta).
Empero, el fenómeno funciona en las dos direcciones pues, en posteriores experimentos, Rosenthal encontró que los profesores no respondían bien a los buenos resultados de los estudiantes que consideraban menos inteligentes. En sus propias palabras: “Un buen resultado inesperado tiene riesgos para el que lo alcanza”.
Por otra parte, el efecto Rosenthal subraya la importancia de manejar expectativas positivas hacia aquellos a quienes dirigimos, orientamos o enseñamos. Johann Wolfgang Goethe, poeta y dramaturgo alemán, decía que, si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es; pero, si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser.
Efecto Greenspoon
Se trata de indicios lingüísticos y paralingüísticos, como pueden ser los términos "sí", "ya", "bien" o "mm-hmm" y conductas no verbales regualdoras de la ínteracción, como son la sonrisa o los ligeros movimientos de cabeza que indican asentimiento. El tipo de interacción y de resultados que promueve el empleo de ésta clase de reforzadores es conocido, en el campo de la psicoterapia, como efecto Greenspoon.
Efecto García - Koelling
El condicionamiento interoceptivo, en la mayoría de las ocasiones, resulta inadvertido para el sujeto, no puede ser evitado. Resulta más duradero que el condicionamiento clásico externo. Puede generar consecuencias a largo plazo en nuestro comportamiento.
Fenómeno de aversión adquirida al sabor: aversión desarrollada hacia una sustancia sápida (con sabor). El EI, (rayos-X, litio u otras sustancias que generan malestar), puede presentarse incluso horas después de haber presentado el EC (sustancia sápida). Por lo general, cuanto más separados están el EC y el EI en el tiempo, menor es la intensidad de dicho condicionamiento. Sin embargo, en el fenómeno de aversión gustativa, las demoras de horas generan condicionamientos más fuertes que las demoras de minutos; se trata de un tipo de aprendizaje peculiar.
García y Koelling experimentaron con 4 grupos de ratas asignados a 2 factores con 2 niveles cada uno. El EC que se empleaba para asociarlo con la ingesta de agua (flash luminoso y un sonido o sustancia sápida). El EI que se aplicaba tras la ingesta de agua (acción de los rayos X, o shocks eléctricos en las patas). Los animales expuestos al agua sápida y a los rayos X, desarrollaron aversión al sabor. Los animales expuestos a los destellos luminosos y sonidos junto con los rayos X, no desarrollaron esta aversión a beber agua. En las ratas que recibieron shock eléctrico en las patas, el agua sápida no se asoció con el shock, pero el destello luminoso sí. Los resultados sugieren que las ratas asocian el agua sápida con sensación de enfermedad, evitando su consumo posterior. Una fuente de aversión externa (shock), no parece generar una asociación con el agua, aunque sí con los estímulos visuales y auditivos.
*Condicionamiento intero-exteroceptivo, se produce cuando el EC se aplica internamente, mientras que el EI se aplica externamente. Ejemplo: una respuesta de salivación en perros, condicionada a la aplicación de agua fría en un dispositivo introducido en el útero, discrimina también la temperatura. EC, balón en el útero con agua fría, EI, presentación de comida.
*Condicionamiento intero-interoceptivos, se produce cuando tanto el EC como el EI se aplican internamente. Ejemplo: en los perros se producen torsiones intestinales: la presentación de dióxido de carbono directamente en los pulmones (EI), obteniendo como RI cambios en los patrones respiratorios (respiración defensiva). Tras varios ensayos, se observó cómo la manipulación de las torsiones intestinales, generaba la respuesta de respiración defensiva (RC).
*Condicionamiento extero-interoceptivo, el EC es externo mientras que el EI es interno. Procedimiento con humanos, en pacientes con complicaciones urinarias, se les alojaba un balón en la vejiga, conectado a un manómetro que indicaba la presión del mismo (EC). El EI era la sensación de presión en el interior de la vejiga, al insuflar el aire, que desencadenaba la micción. Tras los ensayos, los valores del manómetro se convirtieron en el estímulo que elicitaba la respuesta de micción, aun cuando no se hubiera insuflado aire.
Fenómeno de aversión adquirida al sabor: aversión desarrollada hacia una sustancia sápida (con sabor). El EI, (rayos-X, litio u otras sustancias que generan malestar), puede presentarse incluso horas después de haber presentado el EC (sustancia sápida). Por lo general, cuanto más separados están el EC y el EI en el tiempo, menor es la intensidad de dicho condicionamiento. Sin embargo, en el fenómeno de aversión gustativa, las demoras de horas generan condicionamientos más fuertes que las demoras de minutos; se trata de un tipo de aprendizaje peculiar.
García y Koelling experimentaron con 4 grupos de ratas asignados a 2 factores con 2 niveles cada uno. El EC que se empleaba para asociarlo con la ingesta de agua (flash luminoso y un sonido o sustancia sápida). El EI que se aplicaba tras la ingesta de agua (acción de los rayos X, o shocks eléctricos en las patas). Los animales expuestos al agua sápida y a los rayos X, desarrollaron aversión al sabor. Los animales expuestos a los destellos luminosos y sonidos junto con los rayos X, no desarrollaron esta aversión a beber agua. En las ratas que recibieron shock eléctrico en las patas, el agua sápida no se asoció con el shock, pero el destello luminoso sí. Los resultados sugieren que las ratas asocian el agua sápida con sensación de enfermedad, evitando su consumo posterior. Una fuente de aversión externa (shock), no parece generar una asociación con el agua, aunque sí con los estímulos visuales y auditivos.
*Condicionamiento intero-exteroceptivo, se produce cuando el EC se aplica internamente, mientras que el EI se aplica externamente. Ejemplo: una respuesta de salivación en perros, condicionada a la aplicación de agua fría en un dispositivo introducido en el útero, discrimina también la temperatura. EC, balón en el útero con agua fría, EI, presentación de comida.
*Condicionamiento intero-interoceptivos, se produce cuando tanto el EC como el EI se aplican internamente. Ejemplo: en los perros se producen torsiones intestinales: la presentación de dióxido de carbono directamente en los pulmones (EI), obteniendo como RI cambios en los patrones respiratorios (respiración defensiva). Tras varios ensayos, se observó cómo la manipulación de las torsiones intestinales, generaba la respuesta de respiración defensiva (RC).
*Condicionamiento extero-interoceptivo, el EC es externo mientras que el EI es interno. Procedimiento con humanos, en pacientes con complicaciones urinarias, se les alojaba un balón en la vejiga, conectado a un manómetro que indicaba la presión del mismo (EC). El EI era la sensación de presión en el interior de la vejiga, al insuflar el aire, que desencadenaba la micción. Tras los ensayos, los valores del manómetro se convirtieron en el estímulo que elicitaba la respuesta de micción, aun cuando no se hubiera insuflado aire.
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