domingo, 14 de agosto de 2011

"El Incal", de Moebius y Jodorowsky



También conocida como Las Aventuras de John Difool, esta
serie de seis albumes fue escrita por Alejandro Jodorowski y
dibujada por Moebius la decáda de 1980. Cuenta, con John
Difool como personaje central, el derrumbe de dos
civilizaciones (la humana y la alienígena berg) y la entrada
en una nueva era, que en un principio no parece ni peor ni
mejor, sólo distinta a la anterior.

El panorama que presenta la civilización humana no puede ser
más decadente. La ciencia y la tecnología, en manos de los
sectarios Técnicos Tecnos, es omnipresente y capaz de casi
cualquier cosa, pero eso no supone que la humanidad haya
alcanzando un alto grado de desarrollo moral, antes al
contrario, una embrutecida clase media entregada en cuerpo y
alma a las drogas y la televisión 3D hace casi buena a la
depravada aristocracia, que al menos se ejercita en la
orgías y salvajes diversiones con las que mata el tedio.
John Difool, el protagonista, es un mediocre detective
privado, tanto que ni siquiera el narrador es capaz de
clasificar durante gran parte de EL INCAL NEGRO, el primer
volumen. Tan pronto es de clase R, como de clase B, como de
clase P (Difool dixit) finalmente parece que la R es la
correcta, pero eso no quita para que Difool represente con
toda claridad a sus conciudadanos de la ciudad pozo; gris,
mediocre, sólo trabaja para pagarse el alcohol, los
alucinógenos y el sexo sintético con homeoputas fabricadas
al instante.

Jodorowski y Moebius consiguen en La Saga de los Incales
crear un universo complejo y de múltiples matices, la
civilización humana, pese a la corrupción y depravación, no
está exenta de empuje, representado por los mundos
coloniales, los aparentemente terribles bergs son bastante
más civilizados que la humanidad que se interpone en su
objetivo; alcanzar su Edad de Oro. Barrer del universo a los
pervertidos humanos es más una operación de limpieza que un
genocidio calculado. los Incales representan esta dualidad
presente en toda la obra (a excepción de los Tecnos y La
Tiniebla, representación inequívoca del Mal) y que cada uno
de los personajes lleva dentro de si, se le presenta como
una cosa, demuestran ser otra muy distinta y finalmente se
transfiguran en algo superior.

La narración es perfecta, con un dinamismo absorbente y una
notable agilidad a la hora de cambiar de escenarios y líneas
narrativas, incluso la presentación de nuevos personajes y
escenarios es suave, sin grandes preámbulos, dejando que sea
el propio personaje quien se de a conocer. El único pero que
se le puede poner a esta Saga es que acaba tan embebida de
misticismo hermético que está a punto de malograrse con un
final más que cuestionable, afortunadamente, la viñeta
final, un recuerdo emocionado, consigue salvarlo, aunque sea
por muy poco.

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